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A fines del 89, con Jorge Pistocchi, descubrimos los subsuelos abandonados de la galería Bond Street. Era un espacio único, mágico, cargado de historias, locales vacios, vidrieras rotas, donde podiamos empezar una nueva movida. Consegui catorce locales estratégicamente elegidos y se los di a artistas, músicos, diseñadores para que desarrollasen su propio proyecto creativo. Puse un televisor con una casetera y la cámara de Canal Cero empezó a pasar de mano en mano. Así nació la movida de la Bond Street. Fue un estallido creativo. Fue el ultimo destello de una época que ya agonizaba, quisimos construir un arca de Noé oculta en lo mas profundo de Buenos Aires.
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